Se puede traicionar y vender la voluntad y el esfuerzo de nuestros antepasados; por supuesto que sí.
Se puede llegar a un lugar capitalizar, para después abandonarlo como un producto consumido, para continuar en otro lugar y así sucesivamente; por supuesto que sí.
Se puede vivir sin echar raíces, ni asumir compromisos en y con la ciudad que nos alberga; por supuesto que sí.
Se puede uno engañar a si mismo y pensar que todo tiene un precio, y que todo está a la venta; por supuesto que sí.
Se puede reducir la Educación a un negocio; por supuesto que sí.
Se puede colocar a cargo de colegios y universidades a comerciantes; por supuesto que sí.
Se puede echar a los profesores y funcionarios de un colegio o universidad, sin otro motivo, que el económico; por supuesto que sí.
Se puede amurallar los barrios, llenarlos de guardias, colocar cercos electrificados, sensores de movimiento y alarmas; para proteger casas con puertas llenas de chapas y cerradura; por supuestos que sí.
Se puede poner en práctica la discriminación socio-económica y apartarse, para después apartarse entre los aparatos, hasta hacerlo incluso, dentro del núcleo familiar; por supuesto que sí.
Se puede apartar a los abuelos, porque ya no aportan económicamente y son un estorbo; por supuesto que sí.
Se puede amenazar y asustar a los hijos con las penas del infierno, porque quieren estudiar una carrera de bajo perfil económico; por puesto que sí.
Se puede uno olvidar, que sus antepasados fueron pobres y que salieron adelante con mucho esfuerzo, solidaridad y generosidad; por supuesto que sí.
Se puede desconocer, que lo que los viejos querían era difundir su cultura a través de una institución educacional arraigada a la ciudad que los albergó; por supuesto que sí.
Se puede hacer en un lugar, lo que jamás uno se atrevería a hacer en un lugar que quiere; por supuesto que sí.
Pero, por otro lado:
¿Por qué algunos descendientes de inmigrantes van a visitar el país de donde vinieron sus antepasados y quieren ver y tocar la escuela en que estudiaron; el pueblo y la casa en que vivieron?
¿Por qué estas culturas antiguas cuidan su patrimonio cultural arquitectónico?.
¿Por qué algunos de sus descendientes olvidan?.
Si uno sobrevalora y/o exagera los aspectos económico-financieros, puede sentirse compelido por las circunstancias, a tomar acciones como las señales más arriba, e incluso, peores (como por ejemplo: mentir, engañar, omitir, robar, etc.); y quien podrá condenarme; “el que esté libre de pecados, que lance la primera piedra”. Sin embargo, aquí en la tierra, los hombres se miden por su carácter, entereza y consistencia; para enfrentar la adversidad y salvar a nuestros antepasados, su historia, su ciudad, sus instituciones y modo de vida.
¿Son tan terrible e insoportables las circunstancias y el contexto económico-financiero, para que no podamos salvar la Scuola Italiana de Valparaíso?; por supuesto que NO.
¿Será necesario destruir la Scuola Italiana de Valparaíso, para hacer otra Scuola en los límites norte de Viña del Mar?; por supuesto que NO.
¿Puede hacerse una Scuola en los límites norte de Viña del Mar; sin destruir el patrimonio histórico-cultural de la Comunidad Italiana, ni la Scuola Italiana de Valparaíso?; por supuesto que Sí.
Llamamos a los descendientes de italianos, a los ciudadanos del Gran Valparaíso, a estar atentos, a no dejarse engañar, a defender el patrimonio y a las instituciones que le han dado vida y prestigio a nuestra cuidad.
COMITÉ DE DEFENSA SCUOLA ITALIANA DE VALPARAÍSO.
Se puede llegar a un lugar capitalizar, para después abandonarlo como un producto consumido, para continuar en otro lugar y así sucesivamente; por supuesto que sí.
Se puede vivir sin echar raíces, ni asumir compromisos en y con la ciudad que nos alberga; por supuesto que sí.
Se puede uno engañar a si mismo y pensar que todo tiene un precio, y que todo está a la venta; por supuesto que sí.
Se puede reducir la Educación a un negocio; por supuesto que sí.
Se puede colocar a cargo de colegios y universidades a comerciantes; por supuesto que sí.
Se puede echar a los profesores y funcionarios de un colegio o universidad, sin otro motivo, que el económico; por supuesto que sí.
Se puede amurallar los barrios, llenarlos de guardias, colocar cercos electrificados, sensores de movimiento y alarmas; para proteger casas con puertas llenas de chapas y cerradura; por supuestos que sí.
Se puede poner en práctica la discriminación socio-económica y apartarse, para después apartarse entre los aparatos, hasta hacerlo incluso, dentro del núcleo familiar; por supuesto que sí.
Se puede apartar a los abuelos, porque ya no aportan económicamente y son un estorbo; por supuesto que sí.
Se puede amenazar y asustar a los hijos con las penas del infierno, porque quieren estudiar una carrera de bajo perfil económico; por puesto que sí.
Se puede uno olvidar, que sus antepasados fueron pobres y que salieron adelante con mucho esfuerzo, solidaridad y generosidad; por supuesto que sí.
Se puede desconocer, que lo que los viejos querían era difundir su cultura a través de una institución educacional arraigada a la ciudad que los albergó; por supuesto que sí.
Se puede hacer en un lugar, lo que jamás uno se atrevería a hacer en un lugar que quiere; por supuesto que sí.
Pero, por otro lado:
¿Por qué algunos descendientes de inmigrantes van a visitar el país de donde vinieron sus antepasados y quieren ver y tocar la escuela en que estudiaron; el pueblo y la casa en que vivieron?
¿Por qué estas culturas antiguas cuidan su patrimonio cultural arquitectónico?.
¿Por qué algunos de sus descendientes olvidan?.
Si uno sobrevalora y/o exagera los aspectos económico-financieros, puede sentirse compelido por las circunstancias, a tomar acciones como las señales más arriba, e incluso, peores (como por ejemplo: mentir, engañar, omitir, robar, etc.); y quien podrá condenarme; “el que esté libre de pecados, que lance la primera piedra”. Sin embargo, aquí en la tierra, los hombres se miden por su carácter, entereza y consistencia; para enfrentar la adversidad y salvar a nuestros antepasados, su historia, su ciudad, sus instituciones y modo de vida.
¿Son tan terrible e insoportables las circunstancias y el contexto económico-financiero, para que no podamos salvar la Scuola Italiana de Valparaíso?; por supuesto que NO.
¿Será necesario destruir la Scuola Italiana de Valparaíso, para hacer otra Scuola en los límites norte de Viña del Mar?; por supuesto que NO.
¿Puede hacerse una Scuola en los límites norte de Viña del Mar; sin destruir el patrimonio histórico-cultural de la Comunidad Italiana, ni la Scuola Italiana de Valparaíso?; por supuesto que Sí.
Llamamos a los descendientes de italianos, a los ciudadanos del Gran Valparaíso, a estar atentos, a no dejarse engañar, a defender el patrimonio y a las instituciones que le han dado vida y prestigio a nuestra cuidad.
COMITÉ DE DEFENSA SCUOLA ITALIANA DE VALPARAÍSO.
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